Me ofrecieron el cuerpo y la vida que deseaba y para
conseguirla sólo tenía que superar una prueba de Fe y pagar una enorme cantidad
de dinero.
La taza se estaba deshaciendo entre mis dedos.
Por supuesto que pagué y ahora tenía que pasar la prueba de Fe.
No podía dejar de mirar a la taza con horror.
Estaba tan fría como la mismísima muerte y quemaba mis dedos.
Hacía solo una hora que el “houngan bokor” había
extraído el alma de Maripily de su cuerpo y la había encerrado en la taza de
barro.
Luego me sopló a la cara al “polvo zombi” y
esperó unos minutos para que mi cuerpo muriera y así pudiera atrapar mi alma y
depositarla dentro del cuerpo de Maripily.
Veía como la taza se iba desintegrando. Pronto dejaría de ser la cárcel
del alma Maripily.
El “bokor” me despertó bruscamente, me dijo
que el cuerpo de Maripily sería para siempre mío si hacía lo que tenía que
hacer y me entregó la taza.
Estaba feliz porque estaba en el cuerpo de Maripily.
Me levanté con mis nuevas piernas y con las manos de la bellísima
Maripily agarré la taza.
Me dijo que el alma de Maripily quería librarse de su
encierro en la taza. Y si lo conseguía volvería a su cuerpo, echaría mi espíritu
y yo moriría.
La taza humeaba, probablemente era el alma de Maripily intentando volver
a su cuerpo.
No sabía que hacer. Debía destruir la taza. Pero si la
destruía escaparía el anima de Maripily y se vengaría matándome.
Estaba asustado. Tenía poco tiempo para pensar. Pero tenía
sed y me bebí el contenido de la taza.
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