15 septiembre 2021

Vendiendo el Alma

 Quiero dedicar esta cap a mi amiga Martha y agradecerle la colaboración a amiga C


Martha, la diablesa me miró a los ojos y me dijo:

“Estoy esperando que me digas un nombre. Puedes escoger el cuerpo que quieras que lo tendrás a cambio de tu alma”

Apenas habían pasado un par de horas desde que firmé el contrato en el que vendía mi alma a la diablesa a cambio de poder cambiar mi cuerpo con la mujer que deseara.

Sabía que cuando muriera me esperaba una eternidad de sufrimientos en el infierno. Pero hasta entonces iba a disfrutar de placeres, belleza y dinero sin límites siendo la mujer que deseara.

Aún no había elegido la mujer que quería ser y ya me estaba arrepintiendo. Podría ser modelo, la hija de un millonario o una famosa actriz.

Pero, ¿Merecía la pena vivir 80 o 90 años de placer y luego sufrir una eternidad de torturas sin fin?

Martha, la hija de Satanás, la Diosa del Averno parecía estar disfrutando del momento.

“Ya te has dado cuenta de que elijas a quien elijas vas perder. Yo misma me encargaré de torturarte durante incontables eones.

No puedes arrepentirte, hemos firmado los dos y no hay vuelta atrás. Vas a ser mi esclavo hasta el fin de los tiempos.

Elije que mujer quieres ser o te daré el cuerpo de una ramera en Babilonia.

Solo tendría los años de vida de la mujer que eligiera para intentar evitar el castigo eterno.

Debía pensarlo bien. Seguramente debería elegir una niña recién nacida para que el tormento tardara más tiempo en llegar. Tal vez una poderosa sacerdotisa de Enlil para intentar alejar a los demonios que quisieran llevarse mi alma. Quizás debería elegir a una poderosa reina con un gran ejército y matar a todos los humanos hasta que sólo quedara yo y así no pudieran castigarme.

No me gustaban las opciones.

Pero debía decir un nombre o los pocos años que me quedaban de vida serían casi tan terribles como el infierno.

Solo me quedaba una oportunidad. Miré a la satánica Martha que aún esperaba que le dijera un nombre y le sonreí con la misma sonrisa fría con la que ella me miraba

Voy a decirte el nombre que elijo y tendrás que aceptarlo como hemos pactado en este contrato que dura el fin del Universo.

Quiero ser Martha, quiero ser tú, tener tu vida y martirizarte hasta que se hielen las estrellas.

Martha quiso gritar y escapar, pero no pudo. La agarré por el pelo y con la energía de mi nuevo cuerpo la arrastré hasta el infierno donde la iba a martirizar hasta que olvidara que alguna vez fui humano.

Me sentía bella, me sentía fuerte, pero sobre todo me sentía tan poderosa que me temerían los humanos hasta que se apagara el infierno.

 

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